Filosofía moderna: características principales



Este periodo de la historia resultó un gran avance en la concepción del mundo y del pensamiento. Recordemos que la época que nos precede es la Edad Media, periodo en el que la religión abundaba la sociedad y donde los aspectos religiosos eran el hilo conductor de todo pensamiento humano.

Al entrar en la Edad Moderna, comenzamos a observar cómo el hombre empieza a convertirse en el centro del universo y, por ello, comienzan a aflorar diferentes corrientes filosóficas encabezadas por pensadores que se han convertido en personalidades dignas de estudio ya que renovaron la concepción del mundo y la de humanidad.
Para entender qué ocurrió en este periodo histórico, a continuación vamos a darte un listado de todo aquello que tuvo lugar en la filosofía.

Supremacía del ser humano frente a la religión
En la Edad Moderna el hombre las cuestiones humanas y naturales empiezan a adquirir una gran importancia dentro del debate filosófico; esto hace que los aspectos religiosos empiecen a formar un segundo plano pero sin llegar a desaparecer del todo. Este cambio viene dado por la nueva ciencia promovida por Galileo que aboga por una interpretación mecanicista de la realidad aportando datos seguros e indudables.
Esta nueva concepción científica influye a las corrientes filosóficas que empiezan a replantearse aspectos de sí mismos y de la realidad que puedan ser verificables y comprobados científicamente.
Aparece la teoría del conocimiento o gnoseología
Esto significa que la realidad primitiva y medieval de la ontología deja paso a una nueva corriente en la que se reflexiona sobre la realidad, no se da por hecho ni se acepta como tal, sino que se convierte en un objeto filosófico abierto al debate y al intercambio de opiniones.
Este es el motivo por el cual muchos filósofos de la filosofía moderna empezarán a cuestionarse nuestras capacidades sensoriales y cognoscitivas que nos permiten comprender realmente nuestro entorno.
Nuevo concepto de "verdad"
Anteriormente, la verdad era todo aquello que era real: la naturaleza, el ser humano, etc. Pero en la Edad Moderna, esta concepción cambia porque la verdad ya no es lo que hay en nuestro exterior sino que, ahora, la verdad se encuentra en nuestra mente, en nuestro intelecto. Nosotros somos los que tenemos la propiedad del conocimiento y, por tanto, tenemos la capacidad de alcanzar la realidad suprema.

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