La Edad Moderna, es un
periodo histórico que, según la tradición historiográfica europea y occidental,
se enmarca entre la edad media y la edad contemporánea. Comienza con la caída
de Constantinopla en 1472 (S. XV) y termina con la revolución francesa en 1789
(S. XVIII). Tuvo una duración de 3 siglos.
Algunos países donde se desarrolló la filosofía moderna son: Inglaterra, Francia, Alemania, Italia e Irlanda. Si la filosofía antigua había tomado la realidad objetiva como punto de partida de su reflexión filosófica, y la medieval había tomado a Dios como referencia, la filosofía moderna se asentará en el terreno de la subjetividad. Las dudas planteadas sobre la posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad, material o divina, harán del problema del conocimiento el punto de partida de la reflexión filosófica. Son muchos los acontecimientos que tienen lugar al final de la Edad Media, tanto de tipo social y político, como culturales y filosóficos, que abrirán las puertas a la modernidad, y que han sido profusamente estudiados. En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la filosofía renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al desarrollo de la Nueva Ciencia, provocarán el derrumbe de una Escolástica ya en crisis e impondrán nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e infructuosas disputas terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún argumento de autoridad, fuera platónica o aristotélica. De las abadías y monasterios la filosofía volverá a la ciudad; de la glosa y el comentario, a la investigación; de la tutela de la fe, a la independencia de la razón.
Algunos países donde se desarrolló la filosofía moderna son: Inglaterra, Francia, Alemania, Italia e Irlanda. Si la filosofía antigua había tomado la realidad objetiva como punto de partida de su reflexión filosófica, y la medieval había tomado a Dios como referencia, la filosofía moderna se asentará en el terreno de la subjetividad. Las dudas planteadas sobre la posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad, material o divina, harán del problema del conocimiento el punto de partida de la reflexión filosófica. Son muchos los acontecimientos que tienen lugar al final de la Edad Media, tanto de tipo social y político, como culturales y filosóficos, que abrirán las puertas a la modernidad, y que han sido profusamente estudiados. En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la filosofía renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al desarrollo de la Nueva Ciencia, provocarán el derrumbe de una Escolástica ya en crisis e impondrán nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e infructuosas disputas terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún argumento de autoridad, fuera platónica o aristotélica. De las abadías y monasterios la filosofía volverá a la ciudad; de la glosa y el comentario, a la investigación; de la tutela de la fe, a la independencia de la razón.
Los
principales pensadores que formaron parte de esta época fueron Descartes,
Locke, Hume, Kant o Hegel,
entre muchos otros. En el Modernismo se cambió la concepción del mundo ya que
el hombre sustituyó la posición centralista que, hasta entonces, había tenido
la religión dentro de los debates del pensamiento. Con este nuevo período, los
asuntos relacionados con la humanidad y la naturaleza de las cosas comienza a
ser el tema sobre el que los filósofos debaten para, así, poder alcanzar la
auténtica realidad.
Se distinguen tres corrientes filosóficas dentro de
la filosofía moderna comenzando con el racionalismo, pasando por el empirismo y
terminando con el idealismo.
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