Pensando a Marcuse

Las relaciones de represión y opresión social van unidas a la noción de poder. Todo poder se acrecienta a partir de los medios de control…
Una ausencia de libertad razonable y democrática prevalece en la civilización industrial avanzada, esto lo marca Marcuse como señal del progreso técnico. Así como también que los derechos y libertades que fueron agentes vitales en los orígenes y etapas tempranas de la sociedad están perdiendo su racionalidad y contenido tradicional. La libertad de pensamiento, palabra y conciencia eran básicamente ideas criticas, destinadas a reemplazar una cultura material e intelectual por otra mas productiva y racional. Una vez institucionalizados, estos derechos y libertades compartieron el destino de la sociedad de la que se habían transformado en parte integrante.
Entonces bajo las condiciones de un gradual nivel de vida, la discrepancia con el sistema aparece como socialmente inútil, por ello la civilización industrial contemporánea demuestra que ha llegado a una etapa en la que la sociedad libre no se puede ya definir adecuadamente en los términos de libertades económicas, políticas e intelectuales.
Como consecuencia se da el proceso de introyeccion, el cual indica una inmediata identificación del individuo con su sociedad y a través de esta, con la sociedad como un todo. El individuo cae en la indiferencia, ignorando las formas de control que existen en la sociedad toda, ignorando que el espacio privado queda invalidado y mutilado por la realidad tecnología.
La tecnología también provee la gran racionalización para la falta de libertad del hombre y demuestra la imposibilidad técnica de ser autónomo, de determinar la propia vida.
Finalmente con el progreso técnico como su instrumento, la falta de libertad en el sentido de la sujeción del hombre a su aparato productivo se perpetúa e intensifica bajo la forma de muchas libertades y comodidades.