Reflexion

De que hablamos cuando hablamos?, somos capaces de comprendernos con tanta palabra nueva que anda dando vueltas por alli?, bueno la verdad es que yo no, trato, pero a veces no comprendo, por ejemplo; un lunes a la mañana me llamo un compañero para avisarme "llego tarde hay un bondi en la estacion de tren" ......ok, le respondi, mas luego le tuve que pedir la traduccion para poder entender de que me hablaba, ya antes me lo habian explicado, pero se me olvido.
Ahora resulta que van a sacar un diccionario con los nuevos conceptos?.
Me quede pensando en que alguna vez lei acerca del lenguaje, los simbolos, los discursos, los conceptos y lunfardos.
Alguna vez trate de entender que para Ricoeur el discurso poético no es el especulativo. Es necesario reconocer la pluralidad de discursos, el poético y el filosófico que, relacionándose, se asientan sobre lógicas diferentes. El discurso especulativo puede ser facilitado por el poético, pero lo que de él toma no es todavía el concepto, sino lo que no dice el concepto, aquello a lo que apela. Es un pensar más allá, que trata de llegar a lo vital. Es cierto que no es lo mismo comprender una expresión lógica que descifrar imágenes.
Sono interesante? bueno asi es la Filosofia, parece alejada de la realidad, sin embargo siempre esta bien cerca, si sabes leer entre lineas.
Es cierto tambien que si alguien considera que las "palabras" arre, bondi, llantas, entre otras, son conceptos nuevos, vamos por mal camino. Lo que tambien me hace reflexionar acerca de la educacion, que paso con el nivel educativo?, ni hablar de cultura, los adolescentes te diran,"si, somos de la cultura skaters"....No querido eso no es cultura!. Hasta me resulta gracioso.
En fin, podria seguir teorizando hasta el infinito, pero la indignacion no me permite pensar con claridad. No obstante mis queridos lectores les cuento que; la palabra educación,proviene del latín educere, guiar, conducir, educare, formar, instruir.
Se entendio?.

Søren Kierkegaard

Prolífico filósofo y teólogo danés del siglo XIX cuyas posturas profundizan en el subjetivismo moral y la fe cristiana.
Criticó con dureza el hegelianismo de su época y lo que él llamó formalidades vacías de la iglesia danesa. Gran parte de su obra trata de cuestiones religiosas como la naturaleza de la fe, la institución de la iglesia cristiana, la ética cristiana y las emociones y sentimientos que experimentan los individuos al enfrentarse a las elecciones que plantea la vida. Debido a ello, el trabajo de Kierkegaard a veces se caracteriza como existencialismo cristiano. El filósofo también ha sido catalogado como neoortodoxo, postmodernista, humanista e individualista, entre otras cosas. Sobrepasando los límites de la filosofía, la teología, la psicología y la literatura, Kierkegaard es considerado una importante e influyente figura del pensamiento contemporáneo.
Los temas principales de la obra de Kierkegaard giran en torno al miedo existencial. Para él, "el ser humano es una síntesis de lo temporal y lo eterno, de lo finito y lo infinito, tal encuentro de antinomias en un solo ente (el ser humano) genera en tal ente la angustia."
Según Kierkegaard, el hecho de que el deseo de inmortalidad que comúnmente tiene el ser humano contraste ante su finitud "no es la enfermedad mortal", ya que la angustia, si es 'reflexionada' resulta liberadora, pues hace notar al humano su situación. Lo grave y mortal —opina— es la desesperación. La solución es —en esto mantiene destellos de luteranismo— la fe, aunque de ningún modo una fe pasiva; se debe ser un "caballero de la fe", lo cual significa afrontar directamente la existencia, modificarla positivamente aunque "todo esté perdido".

Filosofia Medieval


A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofía medieval centrará su interés en Dios. La filosofía helenística había dado una orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del epicureísmo, que habían colocado a la ética en el vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos de nuestra era, la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones mistéricas irá provocando la aparición de otros modelos de felicidad o "salvación individual", que competirán con los modelos filosóficos. Frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía manifestada por algunos de los primeros padres apologistas cristianos, sus continuadores encontrarán en la filosofía, especialmente a partir del desarrollo del neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras religiones o sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los misterios revelados. Surge de ahí una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en general, entre filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la divinidad, quedando subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del hombre, de la sociedad, etc al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en diálogo con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará paso a una mayor autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino, que conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de la razón con la que se iniciará la filosofía moderna.
Para profundizar mas acerca de la Filosofia medieval podes leer, San Agustín de Hipona, San Anselmo de Canterbury, Santo Tomás de Aquino, Guillermo de Ockham, Santo Tomás Moro.

Ethos

El ethos es un conglomerado de creencias, actitudes, costumbres, códigos de normas, etc. Mencionaremos al El ethos “prerreflexivo” y de Ethos “reflexivo”. En el primero nos encontramos con la normativa pura, no cuestionada aún, la conducta ajustada a determinadas normas, y las maneras de juzgar tal conducta. Todo esto, en tal estado de “pureza”, solo puede corresponder a un sector diminuto en el complejo comglomerado del ethos, porque en todos esos elementos siempre pueden surgir dudas o las necesidades de reforzar los propios juicios morales. La prédica no puede permanecer siempre sin reflexión.
Ocurre así que, se pasa de ese nivel “prerreflexivo” a un primer nivel de reflexión. Se trata aquí de una reflexión espontanea que surge a consecuencia de discrepancias de que el otro no juzga exactamente como yo. En el ethos hay certezas, dudas, la actitud de “pedir consejos” por ejemplo porque, aunque se conocen las normas, no se sabe cómo aplicarlas a tal situación concreta y la actitud de brindar ese consejo solicitado son actitudes que van acompañadas necesariamente de un tipo de reflexión que podemos llamar” reflexión moral”.
La reflexión moral influye sobre la acción y justamente por eso concierne a la ética; y ésta, por su parte ejerce una influencia indirecta sobre la acción. La reflexión moral es practicada por el predicador de moral, el “moralista”. Aunque la prédica, como tal, no sea esencialmente reflexiva, el moralista necesita de la reflexión para reforzar su poder persuasivo.
Un segundo nivel está constituido por las reflexiones que es necesario desarrollar cuando no nos conformamos ya con saber, o con decir, que debe hacer, sino que nos planteamos la pregunta “por que” y tratamos de responderla. Ahí se toma conciencia de que reflexión es ineludible, sino hay que desarrollarla racional y sistemáticamente. Ese desarrollo equivale a una “tematización” entramos ya en la “ética”. La búsqueda de fundamentos de las normas y la crítica de aquellas normas que no nos parecen suficientemente fundamentales, son las tareas más características de este segundo nivel que constituye la “ética normativa”. En este nivel de reflexión la atención esta dirigida, deliberada y conscientemente, a la cuestión de la validez de los principios morales. Aquí está presenta la razón, y es ella la que tematiza el ethos, en todos los sentidos que hemos atribuido a la palabra “tematización”. La ética normativa es la búsqueda de los fundamentos de las normas y de las valoraciones. Esta búsqueda va asociada a la crítica, al permanente cuestionamiento de cada fundamentación.
Fundamentación y crítica son tareas opuestas pero a la vez, complementarias. Tanto la fundamentación como la crítica son tareas filosóficas. Se sigue utilizando un lenguaje valorativo; pero se apela a la razón, a los argumentos a favor o en contra de determinadas normas. En este nivel de reflexión se hace filosofia práctica, ética. Hay normatividad, pero a diferencia de los que ocurría en lo prerreflexivo o en la “reflexión”, lo normativo es cuestionado; no hay normas ni valoraciones “sacrosantas”.
Un tercer nivel es el de la “metaética”, un tipo de reflexión que analiza el significado y el uso de los términos morales. La metaética constituye un “metalenguaje” con respecto al lenguaje normativo. Él termina “metaética” designa un nivel de reflexión en el que pueden utilizarse también métodos no analíticos y en el cual trabajó de hecho la filosofía practica, desde la antigüedad. Esta se expresa en todo “metalenguaje” cuyo referente es algún aspecto lingüístico del ethos, y uno se mantiene asimismo en el nivel metaético cuando señala que el ethos comprende, junto a su dimensión fáctica una dimensión semiótica o lingüística.
La metaética implica, por parte de quien la practica, un peculiar esfuerzo de distanciación con respecto a la facticidad normativa en la que está inmerso. Esto significa un cambio importante en la relación con los otros niveles de reflexión que hemos venido considerando.
Existe un cuarto nivel de reflexión ética, consiste en observar el fenómeno moral desde una posición lo mas apartada de él que sea posible. Se intenta, simplemente, describir la ”facticidad normativa”, e investiga que se cree que se debe hacer, se comprueba cómo sé comportan los seres humanos.
La “ética descriptiva” el nivel de reflexión “exógena” por excelencia. Esto quiere decir que la intentio reflexiva proviene de afuera del ethos. En la ética descriptiva la reflexión en sentido estricto, se desvanece. Solo se mantiene en el sentido de que el observador es un ser humano y, por tanto está imbuido de ethos. En la ética descriptiva, no nos vemos mirar. En este nivel nos colocamos fuera del edificio del ethos. Simplemente observamos y describimos lo que vemos. Es una tarea científica, no filosófica. Requiere metodología e instrumental científicos. Estando el ethos compuesto de creencias, la ética descriptiva verifica cuales y como son tales creencias, pero no las enjuicia, ni expone creencias del observador.
No es una labor filosófica, sino “científica”: es parte de la labor de la antropología, o de la psicología. A este nivel de reflexión lo llamamos “Etica descriptiva”

Ronaldinho


La socializacion es un mecanismo por el cual el individuo se hace parte de la sociedad, y va adquiriendo la identidad de su cultura.

Filosofia Moderna

Si la filosofía antigua había tomado la realidad objetiva como punto de partida de su reflexión filosófica, y la medieval había tomado a Dios como referencia, la filosofía moderna se asentará en el terreno de la subjetividad. Las dudas planteadas sobre la posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad, material o divina, harán del problema del conocimiento el punto de partida de la reflexión filosófica. Son muchos los acontecimientos que tienen lugar al final de la Edad Media, tanto de tipo social y político, como culturales y filosóficos, que abrirán las puertas a la modernidad, y que han sido profusamente estudiados. En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la filosofía renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al desarrollo de la Nueva Ciencia, provocarán el derrumbe de una Escolástica ya en crisis e impondrán nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e infructuosas disputas terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún argumento de autoridad, fuera platónica o aristotélica. De las abadías y monasterios la filosofía volverá a la ciudad; de la glosa y el comentario, a la investigación; de la tutela de la fe, a la independencia de la razón.