Teología vs Biología



La teleología viene de dos términos griegos Télos (fin, meta, propósito) y Lógos (razón, explicación). Así pues, teleología puede ser traducido como “razón de algo en función de su fin”, o “la explicación que se sirve de propósitos o fines”. Es decir, todo lo contrario a un proceso al azar y determinismo puro.
La teleología es una doctrina idealista, según la cual, todo en la Naturaleza existe para un determinado fin. Algunos partidarios de esta teoría consideran que todo en el mundo fue creado por Dios de tal manera que cada cosa sirva de medio para otra; estos piensan por ejemplo, que la estructura de los organismos implica una finalidad interna que predetermina la evolución de las plantas y de los animales; que esa finalidad es de esencia espiritual, determinada por Dios. De ese modo, se atribuye a la naturaleza la facultad de actos conscientes e intencionales.
Si lo vemos desde una doctrina filosófica, la teleología intenta explicar la interconexión universal, la regularidad de todos los fenómenos de la naturaleza. El primer sistema teleológico consecuente se debe a Aristóteles, quien consideraba que cada cosa tiene su predestinación, lleva en sí un principio activo que presupone un fin, porta consigo un alma, una entelequia, y, al mismo tiempo, todos los fines de la naturaleza se hallan subordinados a un fin superior. Esta idea fundamental de la teleología aristotélica se conserva en las teorías de Tomás de Aquino, de Leibniz, de Hegel, de Heidegger, etc.
La idea de que existe un principio teleológico de la naturaleza fuera del mundo, base suprema y fin último del proceso universal, ha servido de base para la prueba físico-teleológica de la existencia de Dios. Kant demostró la inconsistencia lógica de dicha idea, llevada hasta sus extremos por la doctrina acerca de la armonía preestablecida.
La concepción teleológica de la naturaleza viva encontró amplia difusión en las teorías biológicas de los siglos XVII-XIX. La teoría de la evolución, de Darwin, dio una interpretación racional a la finalidad relativa de los seres vivos y, con ello, minó el dominio de la teleología en las ciencias biológicas.
La publicación del "Origen de las Especies" de Darwin en 1859 supuso la consolidación de una visión de la naturaleza que ya se venía forjando desde hacía más de un siglo gracias a la gran cantidad de datos reunidos por los naturalistas. La concepción fijista de las especies fue siendo sustituida a lo largo del siglo XVIII y XIX por otra de tipo transformista. Esta última postulaba que todas las especies existentes provenían, mediante diversas transformaciones, de otras más primitivas y comunes y, por tanto, no habían permanecido siempre en sus formas actuales como se pensaba entonces.
El fijismo o teoría fijista es una creencia que sostiene que las especies actualmente existentes han permanecido básicamente invariables desde la creación. Las especies serían, por tanto, inmutables, tal y como fueron creadas. Los fósiles serían restos de los animales que perecieron en los diluvios bíblicos o bien caprichos de la naturaleza. El fijismo describe la naturaleza en su totalidad como una realidad definitiva, inmutable y acabada.
La novedad aportada por Darwin fue la descripción de un mecanismo que explicaba de una manera sencilla y verosímil el modo en el que esas transformaciones se producían. Lo que parecía haber conseguido era dar cuenta de la variedad que observamos en la naturaleza, así como de su creciente complejidad, con el único recurso de leyes naturales fáciles de comprender. El mecanismo, basado en pequeñas variaciones al azar más la acción de la selección natural, fue considerado por algunos como el descubrimiento que permitía liberar a la biología de las manos de la teología y convertirla en una ciencia del mismo rango que otras ya consolidadas como la física. La propuesta de Darwin parecía ofrecer una explicación del grado de complejidad alcanzado por los seres vivos sin necesidad de recurrir a la finalidad. Esta constituía la base para los argumentos entonces más empleados de la existencia de Dios.
La propuesta de Darwin no sólo afectaba a las diferentes especies animales, sino que también alcanzaba al hombre. Darwin proponía que el hombre tenía también antecesores comunes con el resto de los seres vivos. Esto último fue lo que más polémica causó.
Inicialmente la reacción de los cristianos, en general, fue de rechazo. Las causas de dicho rechazo procedían del tipo de racionalidad filosófica imperante en ese momento y de la aparente incompatibilidad de lo que proponía la nueva teoría con lo que narran las Sagradas Escrituras sobre el origen del mundo, de la vida y, en particular, del hombre.
A partir del tiempo nuevo, las ciencias naturales –física, mecánica, astronomía– destruyeron el cuadro religioso geo y antropocéntrico del mundo y explicaron los procesos del movimiento en la naturaleza por causas naturales. El darwinismo ofreció y, la genética, la biología molecular y la cibernética, profundizaron la comprensión del carácter natural de la racionalidad en el mundo orgánico. La filosofía marxista explicó científicamente la racionalidad de las formas de actividad social de los hombres y sus acciones conforme a las leyes objetivas y superó la teleología en la esfera de la vida social.
Para finalizar agregaremos antes de que genere confusión con la teología que

La Teología es :

1. "la creencia en la existencia de un fin o causa final de la estructura del mundo, la actuación del ser humano, etc". 

2. "El estudio de las causas finales".

Cuando yo era niño, y luego adolescente, me la pasaba preguntando a mis padres el por qué de esto o aquello. Y mis padres me daban explicaciones lógicas y, por tanto, satisfactorias.

Por ejemplo : 

"Dios nos dio párpados para proteger nuestros ojos de la luz del Sol, del polvo, etc."

Teológicamente, se referían a un Dios Inteligente, Creador de nuestros cuerpos. Según mis padres, la infinita inteligencia de Dios le hizo que nos diera un par de párpados. Teleológicamente, la existencia de los párpados quedaba, pues, muy bien explicada y justificada por la protección que los mismos brindan a nuestros ojos. La Teleología ponía, pues, de relieve la excelencia de la Teología.
Mis padres proseguían con otros ejemplos como el cabello, para proteger el cuero cabelludo de los rayos solares; las uñas, para rascarnos y abrir frutas; las cejas, para impedir que el sudor de la frente caiga en los ojos y nos pique la sal que contiene; las pestañas, para que los párpados no se rocen y ni se irriten; los pelos de la nariz, para retener el polvo; el vello axilar y púbico, para aliviar la fricción de los brazos y de las piernas con el cuerpo, etc.
De esa manera, la Teleología está, según el teísmo, subordinada a la Teología. Dios es la Causa Final de todo lo que existe, y todo lo que existe existe con algún fin, con algún propósito imaginado, planeado por Dios.
No obstante, el punto débil de la Teleología puesta al servicio de la Teología es que hay cosas que observamos a diario que no siempre siguen esa lógica teísta ...