La envidia, una critica filosofica

Es conocido todo lo que la antigüedad dijo sobre una pasión tan vergonzosa y lo que los modernos han repetido. Hesíodo fue el primer autor clásico que sobre este asunto se ocupó, y dijo lo siguiente: «El alfarero envidia al alfarero, el artesano al artesano, el músico al músico, el poeta al poeta, y hasta el pobre envidia al pobre.» Mucho tiempo antes de Hesíodo, Job había dicho: «La envidia mata a los pequeños» (1).
Mandeville, autor de la Fábula de las abejas, trató de probar que la envidia es conveniente y que es una pasión útil. Dice que la envidia es tan natural en el hombre como el hambre y la sed; que se descubre en todos los niños, en los caballos y en los perros. Si queréis que vuestros hijos se odien, acariciad más a uno que a otro, y lo conseguiréis. Afirma que lo primero que hacen dos mujeres jóvenes cuando se conocen es buscar la parte ridícula la una de la otra, y lo segundo que hacen es adularse recíprocamente. Cree que sin la envidia no hubieran adelantado tanto las artes, y que Rafael no habría sido tan gran pintor si no hubiera envidiado a Miguel Ángel.
Mandeville confunde la emulación con la envidia, pero quizás la emulación no es mas que la envidia que se contiene en los límites de la decencia. Miguel Ángel podía decir a Rafael: «Por tenerme envidia me habéis aventajado; me desacreditasteis hablando contra mí al Papa, induciéndole a que me excomulgara porque puse tuertos y cojos en el paraíso, y panzudos cardenales con hermosas mujeres desnudas como la mano en el infierno de mi cuadro del Juicio final. Y todo esto por envidia; pero vuestra envidia es loable, seamos buenos amigos.»
Pero si el envidioso es un miserable sin talento, celoso del mérito de los demás, como los pobres tienen celos de los ricos; si apremiado por la indigencia o por la indignidad del carácter, escribe El novelero del Parnaso, Las cartas de la señora condesa o los Años literarios, entonces es un animal que hace alarde de una envidia que no sirve para nada, y el mismo Mandeville no se atreverá a hacer su apología.
Dícese que los antiguos creían que los ojos de los envidiosos hechizaban a los que se fijaban en ellos. Yo creo que los hechizados son los envidiosos.
Descartes dice que la envidia arroja la bilis amarilla, que proviene de la parte inferior del hígado, y la negra, que proviene del bazo y se esparce en el corazón por medio de las arterias. Pero como en el bazo no se forma ninguna clase de bilis, al hablar Descartes de ese modo no merece que envidiemos su física.
Molière tiene razón cuando dice: Les envieux mouront, mais non jamais l'envie. «Los envidiosos mueren, pero no muere la envidia» Hay un excelente proverbio que debemos seguir, y aconseja que «vale más causar envidia que lástima». Causemos, pues, envidia hasta donde nos sea posible...
Yo pienso que la envidia nunca es buena, no puedes envidiar a un ser querido, si no mas bien sentir felicidad por sus logros y compartirlo. Si envidias a un desconocido es porque no estas haciendo las cosas bien para ti, en lugar de perder el tiempo envidiando,mejor ocupate de luchar por tus metas y aprende a ser feliz con tu logros por mas pequeños que sean.

(1) Job, cap. V, vers. 2.

Fuente: Diccionario filosofico Voltaire. Pag 256-257. Ediciones Daimon. Madrid-Barcelona-Mexico.

8 comentarios:

Carpenter dijo...

La envidia, la envidia... cosa curiosa.
Un amigo suele decir que vive "entre la admiracion y la envidia". Y es verdad, creo que yo tambien. Todos los que nos atrevemos a deambular por las poco favorables sendas del arte sufrimos de un grado de envidia. Porque no solo admiramos la capacidad de los grandes artistas, sino que la envidiamos, y la queremos para nosotros. Asi que nos avocamos por completo a mejorar, para algun dia tambien merecer el titulo de artista. Entre la admiracion y la envidia. Creo que la primera nos fija metas y la segunda nos moviliza. O quizas solo confundo envidiar con ambicionar. Quizas no es lo mismo.

1600 Producciones dijo...

Muy buen post sobre un tema de fronteras difusas...

Arthur Shopenhauer dijo
"La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren...!

Saludos!!!!

FABIA dijo...

Qué interesante, no me salté ni una coma. Hay envidiosos que pueden ser muy peligrosos porque no controlan sus emociones y pasan de envidiar a odiar.
Besinos.

Posmoderna dijo...

Nunca habia leido tanto sobre la envidia. Y es algo que esta presente en casi la mayoria de las relaciones humanas.
Yo sé que no importa cuanto nos engañemos a nosotros mismos, la envidia sana, simplemente no existe.

saludos linda!

Horacio Fioriello dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Horacio Fioriello dijo...

Realmente no es lo mismo envidiar que ambicionar, temo que la envidia es "querer que no tengas lo que tienes tu, que yo no tengo", es decir que lejos de esforzarse para tener el envidioso disfruta viendo perder lo que tienes que él tampoco, ahi esta la raiz destructiva de la envidia!
prefiero admirar a envidiar!
besos

Maria Susana dijo...

Envidiar es una triste manera de perder el tiempo.

Anónimo dijo...
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