Sociedad industrial

“Ya se que el dinero no hace la felicidad pero los electrodomésticos si”
La sociedad industrial avanzada es en realidad un sistema de poderes compensatorios, en este sentido Marcuse en principio expresa que, las necesidades humanas son necesidades históricas y entre ellas distingue, necesidades verdaderas y falsas, estas últimas son aquellas que, intereses sociales particulares imponen al individuo para su represión. Estas poseen un contenido y unas funciones sociales determinadas por poderes externos sobre los que el individuo no tiene control alguno, el desarrollo y la satisfacción de estas necesidades es heteronomo.
La perdida de conciencia debido a las libertades satisfactorias, admitidas por una sociedad sin libertad, hace posible una conciencia feliz que facilita la aceptación de los errores de esta sociedad.
La masa es llevada a encontrar en el aparato productivo el agente efectivo del pensamiento y la acción a los que sus pensamientos y acciones personales pueden y deben ser sometidos y en esta transferencia el aparato asume también el papel de un agente moral. La conciencia es absuelta por la reificacion, por la necesidad de las cosas. Y en esta no hay lugar para la culpa. La conciencia feliz manifiesta un nuevo conformismo que se presenta como una faceta de la racionalidad tecnológica y se traslada en una forma de conducta social.
De manera que los productos adoctrinan y manipulan originando una falsa conciencia, a medida que estos productos son accesibles a más individuos se convierten en modos de vida, surge de esta manera el modelo de pensamiento y conducta unidimensional.

1 comentario:

Posmoderna dijo...

"lo que posees, termina por poseerte a ti"
es lo gracioso de esta sociedad consumista.