Para que no vuelva a suceder


El operativo que culminó con el secuestro de Roque Nuñez (Legajo N° 3081) tuvo connotaciones de pesadilla, como se desprende del testimonio de su hija:

«El día 21 de abril de 1976 a las cuatro de la mañana irrumpieron en mi domicilio varios hombres vestidos de civil; venían fuertemente armados y se identificaron como pertenecientes a la Marina y a la Policía Federal y cuyo jefe decía ser el Inspector Mayorga. Se llevan a mi papá, que tenía en ese momento 65 años. Al día siguiente mi hermano Miguel presentó un recurso de Habeas Corpus ante el Juzgado de San Isidro. Ese mismo día a las 21 volvieron a mi casa, llevándose detnida a mi madre, la encapucharon y trasladaron por cinco días a un lugar que no pudo identificar, donde la interrogaron con mucha violencia. Los integrantes de las Fuerzas Armadas permanecieron en la casa a partir de esa detención. El día 23, al entrar mi herrnano Miguel en el domicilio, también fue secuestrado. Durante el operativo que duró cuatro horas el día 21 y treinta y seis a partir del día 22, los responsables no permitieron que nadie me auxiliara, ya que soy cuadrapléjica (parálisis en los cuatro miembros) y debí permanecer en la misma posición sin comer ni ser atendida en mis neesidades fisiológicas, amenazada de continuo para que llamara por teléfono a mi hermana María del Carmen. En esas circunstancias cayó el teléfono al suelo, siendo cambiado por otro aparato, que aún esta en mi domicilio. Al retirarse los responsables de esta operación, se llevaron un auto Ford Falcon que yo había adquirido. Mi madre fue puesta en libertad, con los ojos vendados a dos cuadras de mi casa. Mi padre y mi hermano, permanecen desaparecidos. Posteriormente fui informada de que mi hermana María del Carmen Nuñez, su esposo Jorge Lizaso y un hermano de éste, Miguel Francisco Lizaso, fueron secuestrados, siendo su departamento totalmente saqueado. Ellos también siguen en la condición de desaparecidos.»

3 comentarios:

Che Pereyra dijo...

Durísima esa horrible realidad que tuvimos que vivir (yo era un bebé, pero eso no me exime del dolor....).

Querida Sil, te robo el post para compartirlo en feisbuc, vale????

Abrazo gigante!!!
Ni perdón ni olvido.

Saludos.

FABIA dijo...

Que no se olvide para que no se repita. Ningún pais debe perdonar semejante horror.
Besinos.

Carpenter dijo...

Es curioso como los testimonios llegan a un punto en que parecen una ficcion cualquiera. Como si te estuvieran relatando una vieja telenovela. Entonces el pueblo olvida, baja la guardia y quienes lo macillaron se escurren como gusanos hablando de perdon. Despues los eligen para presidentes, sino que le pregunten a mis compatriotas.

Saludos!