El racionalismo y la filosofía moderna



Una de las primeras corrientes filosóficas que tuvieron lugar en esta época, fue el racionalismo. Esta actitud filosófica confía plenamente en la capacidad de razonar del ser humano. Esta corriente nación en la Francia del XVII y se difundió por toda Europa con una premisa básica: las ideas del pensamiento son la base de la realidad y no la información que recibimos mediante los sentidos.
El autor principal de la filosofía moderna racionalista fue Descartes que junto a otros pensadores como Spinoza y Leibniz consiguieron posicionar en una situación central al ser humano y su capacidad para pensar, reflexionar y razonar lo que se recibe a través de los sentidos. Este pensamiento basa en diferentes doctrinas que resumimos de esta forma:
Ideas innatas: Descartes y todos los racionalistas consideraban que el ser humano contenía un cúmulo de ideas de forma innata en su mente y, estas, eran el punto de partida del conocimiento.
·         Pensamiento y realidad: consideraban que existía una relación directa entre el pensamiento humano y la realidad creyendo que nuestra mente tenía la capacidad natural de conocer la realidad si sabíamos cómo usarla.
·         Conocimiento deductivo: es decir, tal y como se establece el conocimiento en ciencias como las matemáticas, los racionalistas creían que para poder averiguar el funcionamiento del mundo teníamos que partir de las premisas de una idea para, así, llegar a sus conclusiones. Si la premisa resultaba ser verdadera, entonces la conclusión también lo sería aunque no hubiera manera de probarlo.
·         Exclusión de la experiencia: los racionalistas NO experimentaron sus propias tesis de forma real sino que, únicamente, realizaban su debate mediante la razón, las ideas y el pensamiento ya que consideraban que si lograban pensar de forma correcta, hallarían la auténtica realidad.
·         Descartes y la duda metódica: La duda metódica es el nombre que recibe el paso del método de Descartes en el que este duda de todo,  el objetivo de Descartes era encontrar verdades absolutamente ciertas, esto es, de las que no se pudiera dudar, para fundamentar así el conocimiento.
Descartes inicia el proceso dudando de todo conocimiento empezando por el que proviene de los sentidos, pues frecuentemente nos engañan; si engañan una vez, pueden hacerlo siempre.
En segundo lugar, es a veces difícil distinguir el sueño de la vigilia; hay sueños que parecen muy reales, e incluso llegan a asustarnos, pudiera ser que nuestra vida de vigilia, no fuera más que un sueño (este tipo de escepticismo estaba presente en la época y lo vemos reflejado en la literatura, por ejemplo en la Vida es sueño de Calderón de la Barca).
En tercer lugar también la razón nos engaña, ya que algunas veces nos equivocamos al resolver cuentas o problemas; este hecho nos indica que podemos engañarnos siempre. Finalmente, afirma Descartes, podría existir, un genio maligno, que nos engañara a los hombres con su inmenso poder haciéndonos tomar como real lo que no es.
Sin embargo la duda metódica no lleva al escepticismo, que niega toda verdad, sino todo lo contrario; de ella va a surgir la primera evidencia o axioma: el resultado del análisis anterior revela la posibilidad de que nuestros pensamientos sean equivocados, pero con total claridad y distinción, tomamos conciencia del hecho de estar dudando, de estar pensando y de existir, porque si no existiéramos no podríamos dudar: he aquí el axioma o verdad buscada: “cogito ergo sum”, “pienso luego existo”.
Siguiendo el proceso metódico busca en el pensamiento otras ideas revestidas de igual claridad y distinción; estas ideas son la de infinito y la de extensión.
La idea de un ser infinito, de Dios, no puede tener su origen en un ser finito, limitado como es nuestro pensamiento, por tanto Descartes afirma que sólo un ser Infinito puede haber puesto en nuestra mente esa idea. La existencia es la máxima perfección. Por esto, afirma la existencia de Dios, recogiendo el antiguo argumento ontológico de San Anselmo: de la idea de Dios a la afirmación de su existencia. La existencia de un ser Infinito todopoderoso, garantiza la realidad de un mundo exterior.
Todas las verdades evidentes están en nuestro pensamiento, pero también son seres o sustancias que existen en la realidad. Descartes inicia la corriente idealista en la metafísica moderna.
El filósofo racionalista René Descartes (1596-1650) es considerado como el padre de la filosofía moderna. Su intento de hallar un método lógico-matemático para el conocimiento filosófico ha sido enormemente influyente en la historia de la filosofía posterior. Quizás su aportación más revolucionaria fue considerar al sujeto pensante (el “cogito”) como la piedra angular de todo conocimiento; esta importancia del sujeto y del conocimiento apuntará ya a las temáticas típicas de la filosofía de la modernidad.

Racionalismo y método
El racionalismo continental es un movimiento filosófico que surgió en el siglo XVII, es decir, en plena modernidad. Se llama continental, porque mientras que en las Islas Británicas se desarrollaba el movimiento empirista según el cual la experiencia juega un papel preponderante para comprender la realidad, en el continente europeo floreció el racionalismo.
Por otra parte, rechaza la lógica silogística que había imperado durante toda la escolástica. De este modo, frente a la idea escolástica, según la cual los procedimientos deben adecuarse a los distintos objetos de cada ciencia, Descartes considerará que el método ha de ser únicoes decir, común en sus reglas para todas las ciencias. La raíz principal de su racionalismo consistirá, precisamente, en postular la conveniencia de un método: un método general que daría la unidad de la ciencia universal.
 Es difícil definir con concreción el racionalismo ya que es considerable la pluralidad de autores que pueden ser llamados racionalistas. Como rasgos más sobresalientes tendríamos la importancia que concede el racionalista a la razón frente a la experiencia o al criterio de autoridad para acceder al conocimiento. También suele ser un rasgo frecuente en los racionalistas la creencia que en la mente de todos los hombres existen ideas o funciones innatas que se activan cuando se produce la experiencia pero que son independiente de ella. Por último, debemos subrayar la importancia que tiene para el racionalismo las matemáticas como modelo de conocimiento por su exactitud y sistematicidad.
 Precisamente basándose en las matemáticas Descartes construyó su método filosófico para hallar un conocimiento cierto e indudable. Descartes, como muchos otros autores de su tiempo, observaba con desencanto como la matemática o la física eran ciencias que acumulaban conocimientos con el paso del tiempo; sin embargo, se lamentaba el autor racionalista, la filosofía carece de un sistema o método propio que le permita adquirir un conocimiento verdadero y con el que estén de acuerdo todos los filósofos. Para acabar con esa situación el francés se propone construir un método que, como la geometría euclidiana, parta de algún o algunos axiomas indubitables sobre los que construirá, sistemáticamente, todo el edificio del conocimiento filosófico.
 Según Descartes adquirimos conocimiento de dos maneras, mediante la intuición y la deducción. La intuición capta las verdades simples que surgen de la misma razón de modo inmediato sin posibilidad de dudas. La deducción, por su parte, es un procedimiento intelectual por el que conectamos las verdades simples de la intuición y concluimos otras verdades a partir de ellas.
 Las reglas de este método deben ser sencillas y asimilables por todos. De hecho el filósofo racionalista consideró que con cuatro reglas bastarían:
– Primera regla: claridad y distinción: no debemos aceptar como verdad aquello que no sea evidente, claro y distinto. En este primer paso hacemos uso de la intuición, la más mínima duda sobre un conocimiento nos llevará a rechazarlo.
– Segunda regla: el análisis: debemos dividir las dificultades que encontremos durante la investigación tantas veces como sea preciso hasta la máxima simplicidad.
– Tercera regla: orden y síntesis: con esta regla de lo simple pasamos a lo complejo a través de la deducción, de este modo reconstruimos el orden de las ideas.
– Cuarta regla: enumerar y revisar: finalmente debemos enumerar los elementos del análisis y su orden para revisar todo el método y estar seguro de que no hemos omitido elementos ni reglas.
 Aplicando este método, Descartes llegó a deducir la existencia del yo (cogito) como algo indubitable y autoevidente. 

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