EL
DESARROLLO DE LA LOGICA MEDIEVAL
Cuando, hacia mediados del siglo
XIII, la lógica empezó a considerarse en estrecha relación con la gramática y,
por lo tanto, como doctrina de los términos, es decir, de las palabras, consideradas
como signos convencionales de las cosas, esta concepción se opuso como vía
moderna a la concepción tradicional de la lógica designada con el nombre de
vía antigua.
A las dos partes de la lógica
aristotélica que ahora se dividen en ars vetus, comprendiendo las Categorías
y la Interpretación, y ars nova, que abarca los Analíticos
primeros yegundos, los Tópicos y los Elencos sofísticos, se añade
con arreglo a la nueva orientación, otro cuerpo de doctrina constituido por el
estudio de las propiedades de los términos. En este estudio es donde más
toma cuerpo la orientación terminista o nominalista de la lógica del siglo
XIII. Aparece ya en la lógica de Guillermo Shyreswood (muerto en 1249) y de
Lamberto de Auxerre, pero se difundió, sobre todo, por obra de Pedro Hispano,
autor del más famoso compendio medieval de lógica. En los escritos de estos
autores y de otros más que siguieron sus huellas, no se esclarece lo más mínimo
la diferencia entre el planteamiento conceptual propio de la lógica entendida
como estudio de las propiedades de los términos y la lógica aristotélica. Los
tratados respectivos quedan simplemente yuxtapuestos; la lógica aristotélica se
sustrae a sus numerosas implicaciones ontológicas y metafísicas y se reduce
todo lo posible a su esqueleto formal. Pero el tratado de los problemas
ontológicos y gnoseológicos que aparecen siempre implicados en los tratados de
lógica, se efectúa de conformidad con la nueva orientación nominalista que
comienza a predominar a partir de la segunda mitad del siglo XIII. Esta
orientación se debe en buena parte a Aoelardo cuyo planteamiento ontológico y gnoseológico
repite; pero los conceptos de que se vale están tomados de la lógica estoica,
conocida a través de las obras de Cicerón y de Boecio. Y como la lógica estoica
se apoyaba en el razonamiento hipotético y, en el órgano aristotélico, el
razonamiento hipotético es propio de la dialéctica como facultad de lo
probable, resulta que la dialéctica, precisamente en este sentido de ciencia
probable comienza a predominar sobre la lógica y a englobar a toda la lógica en
sus procedimientos. Dice Pedro Hispano: "La dialéctica es el arte de las
artes, es la ciencia de las ciencias que abre el camino a los principios de
todos los métodos. En efecto, sólo la dialéctica discute con probabilidad los
principios de todas las demás artes, por lo cual debe ser la primera en la
adquisición de las ciencias" (Summulae logicales, I, 10). Conforme
al espíritu de la lógica estoica, la lógica terminista es fundamentalmente
empírica. Los términos cuyas propiedades considera, no indican formas
sustanciales ni expresan las estructuras necesarias del ser o el ordenamiento
ontológico del mundo, sino que señalan solamente objetos de
experiencia: cosas o
personas, o también otros términos. De ahí que su propiedad fundamental sea la suposición
(suppositio): es decir, aquella por la cual, en todos los enunciados y
razonamientos en que recurren, ellos.están por (supponunt pro) tales
objetos y por ninguna otra forma, estructura o entidad de cualquier clase. La
doctrina de la suppositio es la primera característica de la nueva
lógica. La segunda es la importancia que en la misma adquiere la doctrina de
las consequentiae, o sea, de los razonamientos inmediatos (sin término
medio) que eran propios de la lógica estoica.
Invirtiendo el procedimiento
característico de Aristóteles que trata de reducir al silogismo todo tipo de
razonamiento, los lógicos terministas procuran reducir a una conexión del tipo
"si... entonces ' toda forma de razonamiento, incluido el silogismo.
De este modo, el desarrollo de la
lógica seguía las nuevas orientaciones de la investigación filosófica que, del
campo de la teología en el que se había mantenido durante el primer período de
la escolástica se iba acercando cada vez más a los de la física y la
antropología, considerados como más accesibles a la capacidad de la razón
humana y más fecundos en resultados positivos. Lógica terminista, nominalismo e
investigación física y antropológica son los tres aspectos que caracterizan a
la escolástica de la segunda mitad del siglo XIII y del XIV. Dichos aspectos
hacen que la escolástica de este período adopte una actitud sustancialmente
crítica con relación a los problemas que preocuparon con mayor atención a la escolástica
anterior: orientación esta que lleva a una revisión de los conceptos de la
metafísica tradicional y al escepticismo teológico.
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